Por: Freddy Magno Mamani Mollo. Amawta y Experto en Derecho de los Pueblos Indígenas.
Allá por el 2003 el día que escapó “el Goni”, mi padre llegó “tomado, lagrimeando de felicidad, con dinamita y su revolver en la chamarra de cuero negro” diciendo que lo habíamos logrado (hacer que el gringo se vaya). En ese tiempo mi padre era hombre fuerte de la Federación de Mineros de Bolivia – FSTMB, brazo operativo de la C.O.B. del Jaime “El Loco” Solares, que también era minero.
Mi padre siendo campesino y minero aymara de la provincia Aroma y Loayza respectivamente, con estudios de primaria era otro excluido por la conservadora y racista sociedad boliviana, mientras el movimiento minero era acribillado por las dictaduras sangrientas y el movimiento campesino era considerado irracional y peones del patrón. En ese entonces parecía que todo estaba escrito, algo así como la tesis de Fukuyama en el Fin de la Historia y el último hombre. Por cuanto, el destino de muchos hijos e hijas del pueblo empobrecido del campo y de la ciudad era el estar sometidos al sistema de dominación imperante.
Volviendo al 2003, desde la insurgencia aymara de hombres y mujeres como mi padre que apostaban el todo por el todo, la vida o la muerte -así como siempre se lo hace en momentos trascendentales de la historia- se realizaron bloqueos nacionales, huelgas de hambre, la Guerra del Agua, Febrero Negro, la Guerra de Gas en octubre entre otros que nos mostró otro mundo posible. El Pueblo de la Bolivia Profunda se estaba constituyendo en sujeto histórico a pasos de contener toda la historia acontecida desde 1492. Es decir, superar el oscurantismo moderno occidental de 500 años y virar hacia otra forma de vida más racional y más humana, hacia nuestra comunidad simbiótica ancestral que hoy se lo conoce como el Horizonte del Vivir Bien.
En 22 de enero de 2006, en el momento de investirle al Evo con la banda presidencial, mi padre llegó “tomado, lagrimeando de felicidad, con su whipala y con esos ojos indios miró a sus hijos con esperanza” diciendo que lo habíamos logrado (hacer que el indio llegue al poder) pues, en ese momento Evo contenía al pueblo. A ese sujeto histórico trascendental.
Así como mi padre y al igual que muchos de la Bolivia Profunda, trabajadores proletarios del campo y la ciudad, apoyamos a Evo, no sólo porque sea uno de nosotros en el poder, sino, por lo que representaba, es decir; la historia larga de los pueblos contenida en la reconstitución de nuestras prerrogativas ancestrales y comunitarias reflejada en: el Horizonte Plurinacional comunitario, la reconstitución de nuestra Espiritualidad para la vida, el Suma Qamaña y la Descolonización (CPE de 2009; Art. 1, 4, 8 y 9).
Pero, a noviembre de 2019 se mostró de manera clara el abandono de todas las pretensiones reales y trascendentales. Por ello el “desencantamiento” se manifestó hasta en las personas comprometidas del propio MAS-IPSP. Y, al presente empeoró debido a la adjetivación a Evo Morales como: el Líder Indiscutible, Líder Histórico, Comandante Supremo o Líder Popular Plebeyo, que denota la separación intencionada con la Bolivia Profunda y trabajadora.
El desencanto todavía está vigente y, a momentos se incrementa por la participación intransigente de autoridades que defenestran los principios que habían cohesionado al partido de gobierno. En ese sentido, el Evo pueblo, que alguna vez fue impulsor del mundo indígena como reserva moral de humanidad hoy se encuentra distante del Horizonte del Vivir Bien, de la Descolonización y de la Espiritualidad Ancestral. “Nosotros” nos damos cuenta de cómo va actuando.
Su intención de tomar el Poder por el poder mismo nos impele a repensar nuestra historia pues ya hemos pasado por esto. El Evo Pueblo de la Bolivia Profunda -hoy- ya no es más nuestro Evo Pueblo, pues viene siendo convertido –por religiosos seguidores- en el Líder indiscutible, Comandante, Líder Histórico y Líder Popular Plebeyo, cosa que ni el mismo Evo Morales -ni nosotros el pueblo- comprendemos muy bien a que se refieren.
Tanto se cambió desde el 2003 hasta hoy y para bien. En parte, es por el Evo Pueblo que escuchaba principalmente al Pueblo en tanto que pueblo de la Bolivia Profunda y, a la gente india y proletaria. Actualmente hay otro tipo de cambio en el Evo que pasó de ser parte del pueblo a ser Líder Único Indiscutible, Histórico y Comandante de toda transformación posible en nuestro país, algo así como: sin él Evo no pudiésemos hacer nada (cosa que en 2019 y 2020 evidenciamos lo contrario).
Se dice nomás, que la política cambia a las personas una vez que están en el Poder o en La Política. Sin embargo, pareciese que el Poder y La Política no los cambian, sino, que les hace posible mostrar o “SER” lo que realmente “SON” y aquello que contienen en su espíritu qué sin el poder político no pueden manifestar. Es decir, que el poder político -en este caso- hace posible ver en la realidad del día a día lo que realmente uno tiene dentro de sí, más concretamente, muestra lo que uno realmente “ES”.
Solo esperemos que Evo siga siendo Pueblo, así como mi padre lo vio en 2009, un año antes de que falleciera (2010). Sin embargo, la redención en política es posible, dicha redención proviene de darse al pueblo, es decir, retornar al poder obediencial, mandar escuchando y obedeciendo al pueblo y regresando siempre a los principios de donde provenimos que desde el Pensamiento Amawtico es nuestra espiritualidad ancestral que clama por la vida de la Pachamama, nuestra Madre Tierra/Infinita, que hace posible la vida de todos y todas, humano o no humano, de nuestro pueblo y de nuestra comunidad.