Daniel Noboa, con solo 35 años de edad, se convierte en el presidente más joven de la historia del país. Con solo dos años de trayectoria y sin estructura territorial logró vencer al correismo.
1. Los datos
De 13,4 millones de ecuatorianos que estaban habilitados para votar, hubo la participación de once millones de personas. El voto nulo llega al 7,76% del total.
Noboa aglutina 5,2 millones de votos (51,8) y obtuvo el respaldo mayoritario de la región sierra, incluida la provincia de Pichincha, que aloja a la capital ecuatoriana, Quito. La región amazónica y la región Insular también lo respaldaron. Por su parte, la candidata del correísmo obtiene 4,8 millones de sufragios (48%), siendo la región costeña el territorio donde más apoyos concentra.
2. Gobierno en minoría
En los próximos 17 meses, hasta mayo de 2025, enfrentará un país con una crisis multidimensional, en lo social con la seguridad como principal problema y en lo político con un gobierno en minoría legislativa, su bancada estará compuesta solo por 12 de 136 asambleístas, los mismos con los que contaba Guillermo Lasso con Creando Oportunidades (CREO)
La Revolución Ciudadana cuenta con el mayor número de escaños, 50 aunque lejos de la mayoría que le otorgaría capacidad de veto.
3. El posicionamiento estratégico de Noboa
En un escenario plural de opciones electorales, Noboa no llamaba mucho la atención. Su tono pausado y comedido no era rentable a nivel mediático. Después del primer debate presidencial donde explotó su imagen joven que busca reformar la política ecuatoriana.
La estrategia de Noboa era clara: evitar la polarización y el choque frontal contra sus adversarios, en especial contra Luisa Gonzáles, durante toda la campaña para centrarse en sus propuestas de empleo y seguridad. Esto le permitió dar la sorpresa en primera vuelta y aglutinar el voto anticorreista en segunda vuelta.
4. Un outsider a Carondelet
Aunque la victoria de Noboa desafía a la segunda ola de izquierdas en la región, la relevancia de su llegada al Palacio de Carondelet tiene que ver con su perfil outsider, que se alinea con la demanda de figuras al margen de la política tradicional. Lo que supone una clara muestra del hartazgo del electorado hacia la política tradicional y a sus formas de hacer política.
Si bien el padre de Noboa, Álvaro Noboa, se postuló cinco veces a la presidencia sin éxito, el hijo consiguió la presidencia sin apenas trayectoria política – inició su carrera política en 2021 cuando fue elegido como asambleísta – y sin una estructura territorial sólida.
5. El anticorreismo es una fuerza política en sí misma
Lo que le ha pasado a Luisa Gonzáles no es novedad, ya le pasó también a Andres Arauz en 2021 cuando perdió contra Guillermo Lasso en segunda vuelta. La relación cercana con el líder histórico Correa ayudó, en buena medida, a elevar el perfil político tanto de Andres Arauz y Luisa Gonzalez en sus respectivas campañas pero, a la vez, se traduce electoralmente en una aglutinación del voto anticorreista sobre todo en segunda vuelta.
A lo anterior se suma que en Ecuador existe un elevado electorado joven al que le queda lejano el legado correista y se ve más atraído por una propuesta que plantea romper y superar con el eje tradicional correismo-anticorreismo.
6. El movimiento indígena pasa a ser una fuerza minoritaria
Aunque la Izquierda Democrática – con 18 asambleistas en 2021 – fue la fuerza peor parada luego de quedarse sin representación en la Asamblea.
Por su parte, el movimiento indigena que se aglutina en torno a Pachakutik – que tenía el segundo bloque más fuerte dentro de la Asamblea en 2021- pasará a tener apenas cinco legisladores. Este descalabro electoral viene impulsado una fuerte división a lo interno de un bloque político que realizar una revisión profunda de la estrategia electoral y de presentación de candidatos.