El cabildo del MAS

Por: Peter Maldonado – Profesor Universitario

 

El cabildo del MAS se originó como una respuesta a Lauca Ñ y concluyó con una reafirmación por parte de los movimientos sociales: el gobierno es de su propiedad. El gobierno, no es ni de Lucho ni de David, tampoco del MAS, el gobierno es de los movimientos sociales.

Evo lo sabía muy bien y esta es la razón principal de la gran adhesión social que tuvo a lo largo de sus 14 años de gobierno. Evo Morales fue el gran articulador del movimiento popular (confederaciones campesinas, sindicatos, gremios de trabajadores) que quedaría habilitado para participar electoralmente bajo el paraguas de la personería jurídica del MAS. A lo largo de todo ese largo periodo, el MAS (en tanto partido) estaba subalternizado al Pacto de Unidad, a los movimientos sociales, a los sindicatos.

Eso quiere decir que las decisiones se las tomaba en coordinación con los movimientos sociales, no así con la dirigencia del Movimiento al Socialismo.

Esta característica única en nuestro sistema de partidos políticos, fue algo nunca antes visto a lo largo de la etapa neoliberal o de la democracia pactada. En aquel periodo, que abarcó alrededor de 20 años, las organizaciones políticas eran: partidos políticos de cuadros aburguesados, los de la derecha y con un sentido de superioridad y de paternalismo respecto a los sindicatos, los partidos de izquierda.

Evo Morales, no obstante, el robusto liderazgo que ejercía, gobernó con los movimientos sociales, en una relación íntima, cercana, de trabajo coordinado. Era un gobierno que no solamente ejercía el poder pensando en las clases populares y en defender los intereses del movimiento popular, sino que era un gobierno de los movimientos sociales, con ejercicio pleno del poder (y todas las ventajas que aquello conlleva).

Este esquema funcionó a lo largo de 14 años y también para la elección de 2020 y la nueva gestión masista a la cabeza de Lucho Arce y David Choquehuanca, hasta que se sucedió un quiebre en el congreso del MAS en Lauca Ñ.

Evo Morales en su afán de conseguir la candidatura para 2025, buscó la manera de tener el control de la directiva del MAS, coadyuvado por sus más cercanos colaboradores y algunos dirigentes del MAS, dejando de lado no sólo a dirigentes sociales sino a los mismos movimientos sociales. Lauca Ñ, entonces, marca un antes y un después en la organización y en la constitución del MAS, puesto que después de Lauca Ñ, el MAS estaría en riesgo de convertirse en un partido tradicional de izquierda, que prioriza la estructura partidaria en desmedro de los sindicatos y organizaciones sociales.

Los movimientos sociales conscientes de este giro decidieron organizarse en un cabildo, que a todas luces resultó multitudinario, con la única finalidad de reclamar “el poder” que ya se les arrebató una vez en el gobierno de Añez y que no están dispuestos a dejarlo ir en futuras elecciones.

Es por eso, que, resulta miope o de una lectura epidérmica del actual momento político preguntarse si los movimientos sociales están con Lucho o con Evo. Los movimientos sociales están en el gobierno.

Resulta contradictorio, que, el que fuera el gran organizador y aglutinador del movimiento popular, hoy se constituya en el factor de división de las organizaciones sociales.